Llegada al aeropuerto de Addis Abeba y conexión con el vuelo doméstico a Arba Minch (salida a las 07:40h). Este vuelo nos permitirá sobrevolar la gran Falla del Rift de 6.000 km, que comienza en Siria y acaba en Mozambique. Esta enorme cicatriz en la corteza terrestre se produjo hace más de 30 millones de años y atraviesa toda Etiopía, creando un pasillo rodeado de volcanes y montañas.

Llegada y excursión a las cercanas montañas de Chencha (3.000 m), donde habita el singular pueblo Dorze. Sus chozas son muy altas, con unos tejados inclinados rematados en el frontal con forma de nariz o trompa de elefante. En esta región encontramos plantas de bambú y falso banano. Del tronco del falso banano extraen una pasta llamada kocho, que supone una parte muy importante de su alimentación. El kocho se envuelve en grandes hojas y lo hacen fermentar durante meses, para que sea comestible. También son grandes tejedores, conocidos especialmente por la elaboración de shamma (togas de algodón), muy utilizadas en el país. Desde estas alturas hay unas espectaculares vistas sobre los lagos. Noche en Arba Minch.

Desayuno y continuación hacia los territorios del río Omo. Aquí comienza la aproximación a unas formas de vida ya olvidadas en casi todo el mundo y que de alguna manera nos trasladan al Neolítico. El camino va descendiendo serpenteante desde las montañas de Konso hasta un punto donde divisamos los territorios del río Omo. El calor aumenta de forma progresiva según se desciende. Atravesamos Weyto y continuamos hacia Turmi, donde encontraremos diferentes grupos étnicos como los Tsemai, Arbore y Hamer.

Los Hamer son el grupo étnico más numeroso de la zona. Son pastores seminómadas, agricultores y recolectores de miel. Cultivan sorgo, mijo, tabaco y algodón, aunque su verdadera vocación es la cría de ganado, que miman y decoran con delicadeza. También tienen un sentido estético muy apreciado por el gusto occidental y pasan mucho tiempo decorando y atendiendo a su cuerpo. Las mujeres se untan el pelo con una pasta rojiza hecha con grasa animal y arcilla.

Podemos diferenciar a las mujeres casadas porque llevan una melena con trencitas y flequillo que les da un aire particular. Visten con cueros de animal que decoran con conchas de caurí y suelen portar un recipiente de calabaza como casquete. Las mujeres casadas llevan el biñere, un cerco pesado de hierro que termina con una vistosa protuberancia fálica. Todos los niños son circuncidados cuando cambian los dientes. Los hombres se peinan con trenzas y los más valerosos se ponen una pasta de arcilla que les pega literalmente el pelo a la cabeza, donde colocan una pluma de avestruz. Exhiben orgullosos sus torsos desnudos con las escarificaciones.

Como rito de iniciación a la edad adulta practican el Salto del Toro. Los jóvenes se reúnen para saltar desnudos por encima de un buen número de toros bien alineados. Deben saltar al menos en 4 ocasiones y únicamente pueden errar una vez. Si no lo consigue, se convierte en un paria al que flagelan todas las mujeres de su clan, pero si lo logra, pasa a ser considerado un hombre adulto y ya está listo para casarse. Durante el salto, el adolescente es jaleado por las mujeres de su clan, que en pleno trance y para animar al candidato, suplican a los hombres que las azoten en la espalda con las largas varas que portan. Las heridas sangrantes en sus espaldas untadas de grasa son un símbolo de cohesión social. Noche en Turmi.

Desayuno y salida hacia el sur para visitar Omorate, a orillas del río Omo. Aquí viven los Dassanetch o Galeb, una tribu establecida entre ambas orillas del río que desemboca en el Lago Turkana (Kenia). La tribu está formada por unos 40.000 individuos divididos en 8 subgrupos y dedicados fundamentalmente a la agricultura, que practican tras las crecidas del río. Tienen ganado que muy raramente sacrifican, aunque suelen mezclar la sangre de vaca con leche como alimento energético. La pesca, a pesar de practicarse sistemáticamente, se considera una ocupación innoble, como es el caso también del trabajo manual y del comercio. La autoridad recae sobre un grupo de 30 ancianos denominados ara (toros). Los hombres van cambiando de peinado a lo largo de su vida, pasando del rasurado completo infantil con un casquete de pelo nigen a sofisticados peinados con tierra que marcan la edad adulta y el reconocimiento social.

Este pueblo tiene la peculiaridad de que los ritos masculinos de iniciación a la edad adulta se realizan hacia los 30 años. Durante el rito de iniciación, el hombre debe vestirse y comportarse como una mujer, y recibe un trato dulce y cariñoso del resto de la comunidad. Sin embargo, en la edad adulta son guerreros muy fieros que no muestran ninguna contemplación por sus adversarios. Los Dassanetch se encuentran ubicados en una de las zonas más inaccesibles del continente y siguen viviendo como impone la tradición, aislados del mundo exterior. A diferencia de otros pueblos, a ellos parece interesarles muy poco la civilización moderna. Regreso a Turmi y tarde dedicada a la visita de alguna aldea Hamer. Noche en Turmi.

Desayuno y salida hacia Jinka a lo largo de una pista que sube a los Montes Hummo hasta alcanzar una altura de 1.900 metros. Llegada a Jinka, importante centro administrativo de la región con una vegetación de tipo tropical. Es una ciudad muy peculiar habitada por una población de pioneros colonos venidos del norte, que se instalaron allí en la primera parte del siglo XX para comerciar con los pueblos del río Omo.

Continuación hacia el territorio Mursi dentro del Parque Nacional de Mago, creado en 1974 para proteger a los elefantes y jirafas, aunque la caza furtiva ha diezmado su población. Trámites de entrada al parque y continuación hacia el hábitat de los Mursi, donde si el camino lo permite visitaremos una aldea. Los Mursi hablan una lengua nilótica y forman un grupo de unas 4.000 personas. Construyen aldeas con pequeñas chozas hechas con ramas superpuestas sobre una precaria estructura de palos flexibles. Fueron cazadores recolectores, luego pastores, y a causa de la endémica mosca Tse-tsé de las orillas del río y de una epidemia en los años 70, se han ido convirtiendo en agricultores estacionales y pastores. Aunque mantienen intercambios ocasionales con los pueblos vecinos, también defienden ferozmente su territorio de los robos de ganado y mujeres. Hasta hace poco con lanzas, pero actualmente con Kalashnikov, que ha pasado a ser una herramienta habitual. Se pelean regularmente con los Nyangatom, alguna vez con los Hamer, pero no se llevan mal con los Bodi o Surma, que habitan al otro lado del río.

El rito de iniciación masculino es el llamado Donga. Se trata de un combate entre los jóvenes más fuertes del poblado, donde deben demostrar su coraje y valor luchando con largas varas. El ganador obtiene reconocimiento social y la atención de las chicas jóvenes que observan con atención la pelea. A las mujeres adolescentes les hacen una incisión en los lóbulos de las orejas y del labio inferior, donde colocan un platillo de arcilla cada vez más grande. Su función es estética y únicamente las mujeres de alta casta pueden llevarlos. Los hombres se practican escarificaciones en la piel. Tanto hombres como mujeres se afeitan la cabeza. Son un pueblo muy orgulloso y aceptan a regañadientes la llegada de los visitantes a cambio de un impuesto estipulado. Aunque es recomendable intentar un primer contacto sin cámara en mano, no hay que olvidar que somos unos intrusos ávidos de robarles algunas imágenes. Por ello nos pueden mirar con desconfianza, aunque finalmente consientan retratarse a cambio de unas monedas. Alojamiento básico en Jinka.

Desayuno y salida hacia Key Afer, donde los jueves se celebra uno de los mercados multiculturales más importantes de la región. A este mercado acuden los Ari (pueblo mayoritario en la zona), Hamer, Banna, Bassada, y muchos otros grupos étnicos. Los mercados suponen un punto de encuentro e intercambio semanal entre las diferentes etnias. Es el lugar ideal para ver cómo muestran orgullosos sus peinados, bisutería de colores vivos en cuellos y orejas, o complementos de cuero o metal tales como brazaletes, pues todos acuden perfectamente engalanados.

Los adultos llevan diversos productos para la venta y no prestan la más mínima atención a la presencia de turistas. El espacio se encuentra impregnado de variados aromas y colores, además de cuerpos con olor a humo y mantequilla (con la que ungen sus cabezas). Muchos hombres llevan la cabeza rapada desde la frente hasta la mitad del cráneo, lo que les da un aspecto guerrero y orgulloso. Tras la visita al mercado, almuerzo y continuación hacia Konso. Noche en Konso.

Desayuno y visita de la zona de Konso. Este pueblo está formado por unas 180.000 personas repartidas en numerosas aldeas. Son campesinos sedentarios asentados en un medio montañoso, que han trabajado muy duro para construir terrazas en las laderas de estas montañas, lo que les ha permitido cultivar hasta 28 productos diferentes.

Los pueblos están amurallados para defenderse de los ataques de animales salvajes y de otros grupos étnicos. Tienen una estructura muy particular, pues en el laberintico interior disponen de cómodos espacios públicos para la vida social. Son animistas y practican el culto a los difuntos (en algunos casos los embalsaman durante años antes de enterrarlos). También hacen un tótem de madera llamado waga, que colocan junto a la tumba o los campos del difunto. Se podría decir que son la frontera "civilizada" frente a los pueblos seminómadas del río Omo. Son buenos músicos, herreros y ceramistas, además de tejedores muy reconocidos por los pueblos vecinos.

Por la tarde realizaremos una excursión al lago Chamo, situado dentro del Parque Nacional de Nechisar. Visitaremos el lago en barca para observar los grandes cocodrilos, hipopótamos y numerosas aves que acechan en sus proximidades. Continuación hacia Arba Minch y alojamiento.

Desayuno. Traslado al aeropuerto y embarque en el vuelo con destino Addis Abeba. Resto del día libre para visitar la capital de Etiopía. Dispondremos de hotel (day use) hasta la hora de salida del vuelo internacional de regreso. Fin de nuestros servicios.